Las Biciescuelas son mucho más que lugares para aprender a pedalear. Representan un punto de partida para miles de personas que buscan una forma segura, práctica y divertida de moverse por la ciudad. A través del tiempo, diferentes países han creado programas y clubes que impulsan una cultura ciclista basada en la educación vial, el deporte y el respeto al entorno.
Un poco de historia: cómo comenzaron las escuelas de ciclismo
Después de la invención de la bicicleta en 1812, surgieron los primeros clubes ciclistas en Europa. Bélgica, Francia, Italia y España fueron pioneros en fomentar el uso de la bicicleta entre jóvenes y adultos. En estos espacios no solo se promovía el deporte, sino que también se enseñaban valores como la responsabilidad, la convivencia y la seguridad.
Uno de los ejemplos más antiguos es el Cyclists’ Touring Club, fundado en 1878 en Gran Bretaña. Este club produjo las primeras señales de tráfico y mapas para ciclistas, promoviendo una movilidad más segura. En Bélgica, desde 1882, La Royale Ligue Vélocipédique Belge (RLVB), hoy conocida como Belgian Cycling, formaba jóvenes talentos que más adelante destacarían en competencias internacionales.

Clubes ciclistas que dejaron huella
En Francia, el Athletic Club Boulogne-Billancourt (ACBB) fue clave en el desarrollo del ciclismo competitivo y formativo. Fundado en 1924, este club ofrecía rutas recreativas, rallys y eventos de larga distancia para mantener activa a su comunidad.
En España, el Real Velo Club Portillo, fundado en 1927, se convirtió en uno de los clubes más importantes de Madrid. Aunque hoy no cuenta con escuelas, dejó un legado en la formación de ciclistas, equipos de competición y grupos de cicloturismo.

Educación vial y ciclismo: modelos internacionales
La relación entre educación vial y escuelas de ciclismo se consolidó en los años 50. En Gran Bretaña, surgió el Cycling Proficiency Test en 1947, una prueba obligatoria para niños que buscaba enseñar normas básicas de seguridad. En 1958, este esquema se formalizó con el Plan Nacional de Competencia en Ciclismo, formando a medio millón de estudiantes.
En los Países Bajos, a partir de 1959, los estudiantes debían aprobar el Verkeersexamen, una prueba práctica y teórica sobre seguridad vial en condiciones reales. Hasta la fecha, sigue siendo una herramienta clave para enseñar movilidad segura a la juventud holandesa.

América del Norte: modelos de formación ciclista
En Canadá, la Asociación Canadiense de Ciclismo creó en 1980 el programa CAN-BIKE, que entrena a los usuarios para circular de forma segura en entornos urbanos. Esta iniciativa transformó el enfoque del ciclismo recreativo en uno más responsable y técnico.
Por otro lado, en Estados Unidos, la organización sin fines de lucro Bike New York surgió a finales de los 90 con el objetivo de brindar bicicletas y educación ciclista a comunidades de bajos ingresos. Desde su creación, ha capacitado a más de 100,000 personas, incluyendo niños y adultos, con clases prácticas, campamentos y talleres gratuitos.

América Latina: Biciescuelas y formación ciudadana
En la Ciudad de México, desde 2009, las Biciescuelas se convirtieron en espacios donde las personas pueden aprender a andar en bicicleta, conocer el reglamento de tránsito y recibir talleres de mecánica básica. Hoy en día, este modelo no solo forma ciclistas, sino que también está dirigido a operadores de transporte público y personas sancionadas por faltas viales.
En Bogotá, Colombia, se implementó en 2016 la Escuela de la Bici, un programa que ofrece más de 80 procesos de enseñanza anuales, con 34 puntos permanentes y módulos avanzados para disciplinas como BMX, ciclismo de ruta o de montaña. Esta iniciativa ha llegado a personas de todas las edades, fomentando el uso de la bicicleta como medio de transporte y herramienta educativa.

Pedalear hacia una movilidad consciente
Las Biciescuelas son una herramienta poderosa para promover la movilidad segura, formar ciudadanos responsables y empoderar a las comunidades a través del uso de la bicicleta. Ya sea desde un club deportivo, una organización social o una política pública, cada ejemplo nos muestra que enseñar a pedalear va mucho más allá de mantener el equilibrio: es construir un futuro más humano, sostenible y activo.
Si en tu ciudad hay una biciescuela, ¡no dudes en acercarte! Y si no la hay, quizás sea el momento de impulsar una. La educación ciclista transforma comunidades, mejora la seguridad vial y abre nuevas oportunidades de movilidad. Además, descubre que elementos viales pueden ser propicios para hacer una próxima Biciescuela.
Únete al movimiento, aprende, enseña y pedalea hacia un futuro más sostenible.