Las ciclovías en Mérida comenzaron a tomar forma en 2020, cuando la ciudad apostó por una movilidad más humana. En medio de la pandemia, la bicicleta se convirtió en una alternativa segura y económica, y el gobierno impulsó la construcción de más de 70 kilómetros de infraestructura ciclista. Fue un avance que generó entusiasmo y cambió la forma en que miles de personas se movían cada día.
Cinco años después, el panorama es distinto. Los ciclistas siguen ahí, pero el crecimiento se detuvo. En 2025 no se ha construido ni un solo kilómetro nuevo de ciclovías, lo que ha despertado preocupación entre colectivos y usuarios que las utilizan a diario. Para muchos, el proyecto que alguna vez fue símbolo de modernidad corre el riesgo de quedar estancado si no se le da continuidad.
Una red que avanza, pero necesita conexión
Las rutas existentes —como las de Paseo de Montejo, la calle 60 y la Cámara de Comercio— marcaron un paso importante hacia una movilidad sustentable. Sin embargo, la falta de conexión entre tramos impide que funcionen como una red completa. Quienes pedalean por Mérida lo saben: hay segmentos bien trazados, pero otros terminan sin aviso o comparten espacio con autos y peatones.
Las ciclovías en Mérida necesitan más que buena intención; requieren planeación técnica, mantenimiento constante y visión a largo plazo. Cuando una ruta logra enlazar distintos puntos sin interrupciones, deja de ser solo infraestructura: se convierte en parte del sistema de transporte urbano y en una opción confiable para moverse día a día.
El desafío de moverse en bicicleta en una ciudad en expansión
El crecimiento de Mérida ha sido constante en los últimos años. Nuevas zonas habitacionales, universidades y comercios modifican la dinámica de movilidad y exigen una red más sólida. Sin embargo, varios tramos ciclistas presentan desgaste, pintura desvanecida o incluso obstáculos que los hacen menos seguros.
De acuerdo con Cicloturixes, colectivo que desde hace más de una década promueve el uso de la bicicleta y la seguridad vial en Yucatán, esta pausa en la expansión de la red no solo afecta a quienes pedalean, sino al desarrollo de una ciudad más equilibrada. En sus recorridos, han documentado la falta de mantenimiento, la desaparición gradual de algunos tramos y la invasión de automóviles en espacios destinados al ciclismo urbano.
Su mensaje ha sido claro: no se trata de empezar de cero, sino de cuidar y mejorar lo que ya existe. El avance logrado entre 2020 y 2021 fue importante, pero sin seguimiento corre el riesgo de diluirse con el tiempo.
Ciudadanía y planeación: el punto de encuentro para las ciclovías en Mérida
La situación actual también ha dejado ver algo positivo: la participación ciudadana. Vecinos, colectivos y usuarios cotidianos han mantenido viva la conversación sobre movilidad, impulsando propuestas para ampliar los tramos y mejorar la seguridad. Estas iniciativas demuestran que la bicicleta no es solo una herramienta de transporte, sino una forma de construir comunidad.
Expertos en movilidad coinciden en que la solución pasa por retomar la planeación integral que alguna vez posicionó a Mérida como ejemplo nacional. Conectar las ciclovías con rutas de transporte público, generar cruces seguros y extender los trayectos hacia zonas escolares y residenciales podría devolverle dinamismo a un sistema que ya tiene base, pero necesita reforzarse.
La importancia de dar seguimiento a lo que ya existe
Entre 2020 y 2021 se invirtieron recursos importantes en levantar una red que cambió la imagen de la ciudad. Hoy, mantener esa inversión viva debería ser una prioridad. Las ciclovías en Mérida más transitadas —como las del norte y centro— muestran señales de desgaste. Atender esos detalles, repintar señalizaciones y reparar delimitadores puede marcar la diferencia entre una red usada y una red olvidada.
Mérida ya cuenta con una comunidad ciclista activa y comprometida; lo que falta es respaldo institucional y continuidad en la gestión. No se trata solo de construir más kilómetros, sino de asegurar que los existentes sigan siendo útiles, seguros y visibles para todos.
Una oportunidad para consolidar una movilidad moderna
Las ciclovías en Mérida simbolizan una ciudad que quiso dar un paso hacia adelante y aún tiene la oportunidad de hacerlo bien. La bicicleta puede resolver problemas cotidianos de tráfico, salud y contaminación, pero requiere espacios adecuados para circular con confianza.
El camino no está cerrado. La infraestructura está ahí, la gente también. Lo que falta es retomar el compromiso con una red que beneficie a todos los sectores.
Si quieres conocer más sobre el respeto a la infraestructura ciclista y sus implicaciones legales, puedes leer el artículo sobre multas por invadir la ciclovía. Y si te interesa descubrir cómo la Ciudad de México ha fortalecido su movilidad rumbo a grandes eventos internacionales, consulta la expansión de ciclovías rumbo al Mundial 2026.
