La estrategia misión cero nació en 2018 con una idea muy sencilla pero poderosa: ninguna persona debería perder la vida o sufrir lesiones graves al caminar, pedalear o trasladarse en su ciudad. Lo que empezó como una iniciativa impulsada por CEMEX pronto se convirtió en un esfuerzo compartido con especialistas, autoridades, organizaciones y ciudadanía que buscaban lo mismo: calles más seguras para todos.
Un año después, en 2019, el lanzamiento oficial reunió a más de 25 organizaciones e instituciones que apostaron por un cambio en la manera de entender la movilidad. Para marcar este inicio, se realizaron actividades de urbanismo táctico de manera simultánea en Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, demostrando que cuando se une la voluntad de distintos sectores, es posible transformar los espacios públicos en lugares más humanos y seguros.
La estrategia misión cero no solo buscaba pintar calles o instalar infraestructura, sino cambiar la cultura vial y poner al centro a las personas más vulnerables: peatones, ciclistas, niñas, niños, personas mayores y con discapacidad. Desde ese momento, quedó claro que se trataba de un movimiento que trascendía los números y que tenía como meta salvar vidas. Fue entonces cuando aparecieron las primeras misiones, cada una diseñada para responder a los retos más urgentes de la movilidad en México.

Misión 1: Calles más seguras
La primera meta fue clara: transformar las calles para que fueran espacios seguros. Bajo esta misión se impulsaron intervenciones de urbanismo táctico que cambiaron la forma de transitar por avenidas y cruces peligrosos en ciudades cómo: Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey.
Se instalaron pasos peatonales más visibles, ciclovías protegidas y banquetas amplias, siempre pensando en quienes más lo necesitan: niñas, niños, personas mayores, ciclistas y peatones que cada día arriesgan su vida en vialidades dominadas por el tráfico. Esta primera misión demostró que con cambios de diseño bien pensados, se puede prevenir una gran cantidad de hechos viales y ofrecer confianza a la ciudadanía.

Misión 2: Resiliencia en tiempos de pandemia
En 2020 llegó la pandemia y, con ella, un enorme reto. Las calles cambiaron su dinámica y la estrategia misión cero se adaptó para no detenerse. A través de la Misión 2, se apostó por la resiliencia y se trasladaron muchas actividades a lo digital.
Se implementaron capacitaciones en línea, se fortaleció la educación vial a distancia y, al mismo tiempo, surgieron iniciativas innovadoras como las ciclovías emergentes en ciudades como Zapopan, Puebla, San Nicolás y Xalapa. Estas acciones permitieron que miles de personas tuvieran alternativas seguras de movilidad aun en un contexto de emergencia sanitaria.
Con esta misión quedó claro que la estrategia misión cero no es un proyecto pasajero, sino una iniciativa capaz de adaptarse a cualquier circunstancia para seguir protegiendo vidas.

Misión 3: Rodando a una nueva normalidad
La tercera misión se enfocó en adaptarse a la “nueva normalidad”. El regreso a las actividades presenciales vino acompañado de la necesidad de repensar cómo nos movemos en las ciudades. Bajo esta etapa se ampliaron las capacitaciones, se fortalecieron las alianzas locales y se dio continuidad al trabajo comunitario iniciado en los años previos.
La estrategia misión cero puso énfasis en sumar a más territorios y expandir su alcance digital para que el mensaje de seguridad vial llegara a cada vez más personas. Con ello, miles de ciudadanos pudieron conocer buenas prácticas de movilidad y participar en iniciativas que buscaban reducir riesgos al desplazarse.

Misión 4: Salgamos a las calles
En 2022 llegó el turno de volver a ocupar el espacio público de manera activa. La cuarta misión marcó el regreso de los talleres, capacitaciones presenciales y nuevas intervenciones de urbanismo táctico e incentivar la bicicleta como medio de transporte.
Las calles volvieron a ser escenario de actividades comunitarias, ciclovías mejoradas y cruces peatonales seguros. También se impulsaron programas de educación vial en escuelas y espacios vecinales, reforzando la importancia de cuidar a los más vulnerables en el tránsito.
Con esta misión, la estrategia misión cero recuperó la cercanía con la ciudadanía y reafirmó que las soluciones para salvar vidas no solo se diseñan en oficinas, sino que se construyen directamente en las calles.
Con las bases ya sólidas, la estrategia misión cero entró en una nueva etapa que buscaba ir más allá de las intervenciones locales. Era momento de consolidar lo aprendido y convertirlo en políticas permanentes que marcaran el rumbo de las ciudades.

Misión 5: Agenda Cero
La quinta misión puso el foco en la incidencia política y la colaboración interinstitucional. La idea fue clara: para lograr cero muertes viales no bastan proyectos aislados, se necesitan acuerdos firmes con gobiernos, instituciones y sociedad civil.
Gracias a este trabajo, varias ciudades como Oaxaca, Culiacán y Mérida se sumaron a la agenda, impulsando cambios en reglamentos, conteos ciclistas, reducción de límites de velocidad y mejoras de infraestructura pensadas para ciclistas principalmente. Esta misión mostró que los avances locales pueden escalarse y convertirse en políticas públicas que trascienden administraciones.

Tres ejes de acción que sostienen la estrategia
Además de las misiones, la estrategia misión cero se organiza alrededor de tres grandes ejes que dan continuidad a todas sus actividades:
- Academia: aquí se han capacitado a miles de personas a través de cursos, talleres y programas como Agentes Cero y biciescuelas. El objetivo es formar ciudadanos y autoridades con una nueva visión de movilidad y seguridad vial.
- Intervenciones: son los cambios visibles en las calles, desde ciclovías seguras hasta cruces peatonales rediseñados. En total, se han intervenido miles de metros cuadrados de espacio público e infraestructura vial, beneficiando directamente a peatones, ciclistas y automovilistas.
- Agenda: es el puente con gobiernos y tomadores de decisiones. A través de este eje, la estrategia misión cero busca que la seguridad vial esté en el centro de la planeación urbana y que las ciudades prioricen la vida por encima de la velocidad.
Estos tres pilares han permitido que la iniciativa se mantenga activa, se expanda a más ciudades y logre resultados concretos que impactan la vida de millones de personas.

Un movimiento que sigue creciendo
La historia de la estrategia misión cero demuestra que es posible cambiar la forma en que vivimos nuestras ciudades. Lo que comenzó en 2018 como una idea impulsada por un grupo de personas y organizaciones, hoy es un movimiento nacional que transforma calles, salva vidas y genera conciencia sobre la importancia de movernos con seguridad.
Cada misión ha sido un paso hacia adelante: desde intervenir calles peligrosas, adaptarse a la pandemia, recuperar la vida en comunidad, hasta construir una agenda política que compromete a los gobiernos a proteger a su gente. Miles de ciudadanos han sido parte de este proceso, ya sea aprendiendo en una Biciescuelas, participando en talleres comunitarios o pedaleando en ciclovías seguras.
La estrategia misión cero no se trata solo de infraestructura o reglamentos, sino de poner en el centro a las personas. Se trata de que una niña pueda cruzar la calle sin miedo, de que un adulto mayor camine con confianza y de que cada ciclista llegue sano a su destino. Es, en pocas palabras, una apuesta por la vida.

Hoy la estrategia misión cero continúa creciendo, sumando ciudades, capacitando nuevas generaciones y recordándonos que la movilidad urbana puede ser más justa e inclusiva. El reto sigue siendo enorme, pero el camino ya está trazado: avanzar juntos hasta lograr que nadie pierda la vida en las vías públicas, priorizando la calidad de vida de los usuarios de la vía, desde peatones y ciclistas que buscan prevenir accidentes a nivel nacional y fortalecer el cumplimiento de los reglamentos de tránsito para ciudades más humanas.
Quienes deseen conocer más detalles sobre esta iniciativa pueden visitar la página oficial de Misión Cero. Y próximamente, también estará disponible el libro de ciclovías, que busca seguir impulsando entornos más seguros y sostenibles para todas y todos.